Me siento sola: posibles causas y herramientas para aprender a escucharte

Me siento sola: posibles causas y herramientas para aprender a escucharte

Sentirse sola es una de esas experiencias que a menudo nos atraviesan en silencio, muchas veces sin contarlo a nadie, porque pesa, porque da vergüenza o porque pensamos que “no deberíamos sentirlo”. Pero lo cierto es que cuando me siento sola, no estoy simplemente describiendo un estado social, sino también emocional: un vacío que duele por dentro aunque haya gente a mi alrededor.

Y que a veces, no entendemos por qué sucede. Pero duele. «No soy feliz y lo tengo todo», podemos llegar a pensar. Porque en realidad, nos faltan vínculos verdaderos, ya sea con nosotras mismas, con los demás o con el mundo (recuerda que podemos mejorar la autoestima a través de los vínculos).

De hecho, muchas personas que llegan a terapia psicológica para adultos lo hacen porque la soledad se ha vuelto una compañera constante e incómoda, difícil de nombrar y todavía más complicada de gestionar. Y lo curioso es que este sentimiento no siempre tiene que ver con estar físicamente sin compañía (que a veces también, por supuesto), sino con no sentirse conectada con uno mismo ni con los demás. Con la desconexión. Y entonces, aparecen creencias limitantes: «siempre voy a estar sola», «no le importo a nadie»… totalmente irracionales.

 

Me siento sola: ¿por qué me pasa esto?

Cuando una persona piensa “me siento sola”, suele creer que la causa está fuera: que no tiene pareja, que sus amigos no llaman, que su familia no la entiende… Y sí, esas situaciones influyen. Pero hay un matiz importante: la soledad emocional nace de la desconexión interna.

Algunas posibles causas de este sentimiento de soledad:

  • Compararse a menudo. Hoy las redes sociales hacen que la vida de los demás parezca siempre más divertida, más llena, más completa y «mejor». Al mirar la pantalla y luego mirarnos al espejo, aparece la frase: “me siento sola y vacía”. Pero no solo ocurre en las redes; también fuera, en «la calle». Cuando algo dentro de nosotras está insatisfecho, lo de fuera siempre será «mejor» (así lo percibiremos).

  • Cambios vitales. Mudanzas, rupturas, maternidad, un nuevo trabajo… momentos donde lo conocido desaparece y cuesta encontrar un lugar. «Me siento perdida», puedes pensar.

  • No poder pedir ayuda. Muchas personas confiesan: “me siento sola y que no le importo a nadie”. Pero, en ocasiones, no lo han expresado en voz alta por miedo a molestar, a no ser escuchadas o a no sentirse realmente comprendidas. O por el hecho de sentir que «nadie les puede ayudar».

  • Desconexión personal. A todas nos ha pasado alguna vez: y es que cuando paso tiempo ignorando lo que siento, puedo acabar en un punto de saturación emocional “me siento triste y solo quiero llorar”, o de desconexión y bloqueo.

 

Me siento sola y triste: así se experimenta

me siento sola 1Fuente: Freepik

La tristeza, igual que el resto de emociones, es una emoción natural que conviene validar y transitar (tiene su sentido, su mensaje), aunque sea incómoda y dolorosa. Pero cuando se suma a la soledad puede sentirse como una tormenta que no acaba nunca.

A veces pensamos que con distraernos, llenar la agenda o tener más gente alrededor bastará. Y sí, esto puede ayudar a veces y en cierto sentido. Sin embargo, cuando digo “me siento sola y triste”, lo que de verdad estoy pidiendo es un espacio de conexión genuina, primero conmigo misma.

Te comparto un ejemplo cotidiano que tal vez te resuene: puedes estar en una cena con amigos, reírte y aún así sentir un nudo en el estómago. La soledad emocional no entiende de ruido externo, sino de silencio interno.

 

Me siento sola pero no quiero estar con nadie

Este es uno de los sentimientos más contradictorios. Quizás reconozcas algo así: paso el día deseando compañía, pero cuando me invitan a salir, algo en mí dice que no. Esto no significa rareza, sino una lucha interna.

Suele pasar cuando estamos desconectados de nuestras propias necesidades. El cuerpo pide descanso, silencio o calma, pero la mente se castiga: “debería estar con otros, hacer planes”. Aquí es útil practicar pequeños actos de autoescucha: un paseo, escribir lo que siento o simplemente preguntarme qué necesito de verdad antes de decir que sí o que no. Y todo está bien, decidas lo que decidas.

 

Me siento sola y que no le importo a nadie

Este pensamiento es una herida profunda, que proviene de una creencia muchas veces irracional pero que sentimos como verdadera: y aquí, no se trata solo de sentirme sola, sino invisible. Aparece en relaciones donde no me siento valorada o cuando repito vínculos de dependencia emocional.

En este punto puede ayudar mucho trabajar con materiales psicológicos (ya sea con tu terapeuta o con tus pacientes si eres psicóloga), que son herramientas diseñadas para poner palabras a las emociones. Por ejemplo, usar tarjetas para trabajar la dependencia emocional te guiarán con preguntas sencillas: “¿Qué necesitas de los demás para sentirte valiosa?” o “¿Qué puedes darte a ti misma sin esperar a que otro lo haga?”. Escribir la respuesta ya es un acto de dignidad personal. 

 

Me siento muy sola: algo requiere atención

La frase “me siento muy sola” suele aparecer cuando la soledad se convierte en un bucle. Es importante entender que no es un defecto personal ni una condena: es una señal de que algo dentro pide atención.

Imagina que tu soledad es como una alarma que suena de forma insistente en casa. Puedes taparte los oídos, enfadarte con el ruido… o decidir abrir el panel y ver qué falla. Escuchar la soledad es abrir el panel.

 

Me siento sola, no tengo amigas

Muchas personas adultas sienten que hacer nuevas amistades es difícil, y así es en muchas ocasiones, cuando ya hemos dejado los estudios atrás, o cuando en el trabajo no siento feeling real con la gente. ¿Dónde hacer amigos?, nos preguntamos. Pero a veces no es falta de gente, sino falta de vínculos profundos. En consulta como psicóloga en Reus y psicóloga online lo escucho a menudo: “me siento sola, no tengo amigas con las que hablar de verdad”.

Aquí la clave no es multiplicar contactos, sino cultivar relaciones más auténticas, aunque sean pocas. Encontrar formas de relacionarnos aunque cueste, abrirnos a nuevas actividades, empezar por mostrarse vulnerable en una conversación, sin miedo a que nos juzguen… son primeros pasos para atraer vínculos más reales y nutritivos en nuestra vida.

 

Me siento triste y solo quiero llorar

Llorar no es un signo de debilidad, sino humano y de descarga, muy necesario, sobre todo si, unida a esa soledad, sentimos ansiedad, que puede ocurrir. A veces el cuerpo pide llorar para liberar lo que hemos acumulado, y está bien. Si pienso “me siento triste y solo quiero llorar”, quizás no necesite distracción, sino darme permiso para soltar.

Te propongo un ejercicio práctico: pon música que te emocione, escribe durante cinco minutos lo que te pesa y luego rompe el papel. Ese ritual ayuda a simbolizar que tu dolor no es eterno, sino un estado que pasa.

 

Escucharme: la herramienta que cambia la relación con mi soledad

La pregunta no es tanto “¿cómo dejo de sentirme sola?”, sino “¿cómo aprendo a escucharme cuando me siento sola?”. Algunas herramientas que pueden ayudarte:

  • Escritura terapéutica. Cada noche, escribe una frase que empiece por: “Hoy me sentí…” y completa sin censura.

  • Mindfulness cotidiano. Prestar atención al cuerpo en lo simple: el agua de la ducha, el olor del café, el aire en la cara al salir de casa.

  • Terapia psicológica para adultos. Un espacio donde hablar sin miedo y poner orden en las emociones. Muchas veces, tener un espejo profesional cambia la relación con la soledad.

 

Aprender a escucharse: ¿qué necesitas?

Cuando digo “me siento sola”, en realidad estoy lanzando una señal de alarma que merece ser escuchada. No es un defecto ni una rareza, es una invitación a reconectar conmigo y con el mundo de forma más consciente.

Aprender a escucharse no elimina la soledad de golpe, pero transforma la manera en la que nos relacionamos con ella: deja de ser un enemigo silencioso y pasa a ser un maestro incómodo, pero valioso. La clave está en identificar de dónde proviene este sentimiento y qué necesito para atravesarlo de forma más amable.

¿Qué necesito para sentirme menos sola, o para aliviar este malestar? A veces necesitaremos cambiar cosas en nuestra vida, abrirnos al mundo, probar cosas nuevas, conocer gente, desahogarse… y otras, simplemente conectar con nuestras emociones, encontrar espacios para ordenar y soltar y permitirnos ser sin miedo a ser juzgadas. Si lo necesitas, podemos empezar a trabajar juntas.

Y tú, ¿te has sentido así alguna vez? Si es así, espero que encuentres el sostén que necesitas, sea lo que sea eso para ti.

Con cariño,
Laura